junio 29, 2022

Francisco Vázquez de Coronado y sus quimeras

Francisco Vázquez de Coronado y sus quimeras

Francisco Padilla Beltrán
Cronista Oficial de Culiacán

Una mañana de abril de 1540 la población de la Villa de Culiacán, que no era mucha, vieron llegar una multitud de soldados y sus familias, les llamó mucho la atención los indígenas que los acompañaban pues eran muy diferentes a los de la región. Al frente de ellos venía el gobernador de la Audiencia de Nueva Galicia Francisco Vázquez de Coronado y dos sacerdotes. Los recibió el alcalde mayor Melchor Diaz, a este le informó Francisco Velázquez que los había comisionado su tío, el virrey Antonio de Mendoza, para que fueran al norte en busca de las ciudades de oro; Cíbola Y Quivira. Esta “historia de las ciudades” la había escuchado el alcalde por primera vez unos años atrás en boca del Naufrago Alvar Núñez Cabeza de Vaca y sus tres acompañantes que habían llegado a la villa después de andar perdidos por más de 8 años por el norte.  Con Francisco Vázquez venían también dos personas ya conocidas por los habitantes de Culiacán, Fray Marcos de Niza que habían hecho ese recorrido dos años atrás en busca de esa quimera, fue él quien alimentó la cabeza fantasiosa y las ambiciones del virrey y del gobernador. Esta vez venían decididos a encontrarlas, ser ricos y establecerse ahí. Un mes pasaron en la población, fue difícil para los pocos habitantes compartir techo, espacios y alimentos con tantos invitados, pero se sentían protegidos, la población era constantemente atacada por los indígenas rebeldes dirigidos por el cacique tahue Ayapin. Francisco Vázquez utilizó sus habilidades militares y lo capturó y ante la mirada azorada de los indígenas y la felicidad española fue descuartizado en la plaza. Ya repuestos y avituallados decidieron partir en busca de su fantasía, el mismo Melchor Díaz y otros vecinos se incorporaron a la expedición, el alcalde ya no regresaría, moriría por allá. El pueblo quedó de nuevo con pocos habitantes y a merced de los indios rebeldes. Dos años pasaron recorriendo las montañas y planicies de lo que hoy es el sur de los Estados Unidos y el norte de México, al final regresaron y volvieron a pasar por la Villa de Culiacán, la gente del pueblo de nuevo los volvió a ver entrar a la ciudad; mermados, cansados y desilusionados. Aunque algunos decían que habían alcanzado a ver las ciudades de oro, la mayoría aseguraba de que la expedición había sido un fracaso. Tal vez el único logro fue que trazaron nuevas rutas para las futuras expediciones. La ciudad también se benefició; algunos españoles e indígenas se quedaron a vivir en la ciudad aumentando la población y la seguridad, los demás regresaron al sur con la frustración de no haber conseguido hacer realidad sus fantasías.

© Derechos Reservados La Crónica de Culiacán - Gobierno de Culiacán 2018 - 2021
Correo Electronico: La Cronica de Culiacan
Blvd. México 68 s/n, Col. República Mexicana, Culiacán, Sinaloa, México Tel 667 758 0101