Viajando desde la montaña a la mar del Sur. El río San Lorenzo.
Rosendo Romero Guzmán
El San Lorenzo es un raudal que nace en el vecino estado de Durango, en el lugar conocido como Quebrada de San Gregorio. En pleno siglo XXI esta corriente pluvial es una de las principales fuentes de sustento de vida en comunidades alteñas del municipio sinaloense de Cosalá, además de apuntalar económicamente el sur de Culiacán y el de Eldorado, en especial el fértil valle del San Lorenzo.
Sin duda que a su grandeza como río contribuyen incontables arroyos que resurgen y desarrollan su esplendor en la temporada de lluvia, corrientes temporales que se deslizan y unen sus aguas a las del río, entre los que destacan los arroyos de Agua Caliente, Mezcaltitán, Santa Ana, Tecolotes, San José de las Bocas, Chacala, de las Vegas y el de Santa Cruz de Alayá, otros afluentes son los ríos durangueses conocidos como Presidio, San Gregorio y San Juan.
Cada año, y en promedio, por el cauce fluyen mil seiscientos ochenta millones de metros cúbicos de agua. Las avenidas parten desde la Sierra Madre Occidental en el estado de Durango y corren libres hasta llegar a Sinaloa y ahí toparse, en el municipio de Cosalá, con el embalse de la presa hidráulica «José López Portillo» o «El Comedero» como le llaman los locales, ahí queda resguardado una parte de su volumen, pero el resto continúa su viaje por los territorios de los municipios de Cosalá, Culiacán y Eldorado hasta a completar trescientos quince kilómetros de recorrido y terminar descargando sus aguas en la costa del municipio de Eldorado, en un lugar conocido como la Boca del Río, sitio ubicado en la laguna litoral de Quevedo y ahí deja sus aguas que se integran a la mar del Sur, como nombraban los conquistadores españoles al ahora océano Pacífico. En el San Lorenzo toma vida la reflexión de Heráclito el filósofo griego (540 a.C. - 480 a.C.) cuando señaló que: «nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, porque, aunque aparentemente el río es el mismo, sus elementos, su cauce, el agua que corre por él, han cambiado».
Con la construcción de la presa disminuyeron las inundaciones, estas aparecen con la llegada al valle y desde el mar de una serie de perturbaciones atmosféricas catalogadas como depresiones tropicales, huracanes, tormentas y ciclones. La sola presencia de estos fenómenos naturales hace que las aguas del río se desborden y junto con fuertes vientos colapsen las obras de infraestructura, tierras bajo cultivo, poblados, ganado, tan solo por mencionar algunos eventos.
Existen testimonios sobre estos casos que han dejado marcadas a las familias del valle, y un ejemplo es el ocurrido el 18 de agosto de 2011, cuando tras dos días de lluvia se inundó parte del valle del San Lorenzo y causó la ruptura de la carretera internacional México- Nogales, además de quedar bajo las aguas parte de Quilá, Costa Rica, El Salado, Los Becos, El Carrizal, Tabalá y Tacuichamona, en algunos sitios las aguas cubrieron entre cincuenta centímetros y un metro, pero lo más trágico fue la muerte de dos personas en la sindicatura de Quilá por el desplome de un helicóptero durante un rescate fallido.
Todo empezó cuando las autoridades recibieron el aviso que en el cruce sobre el río San Lorenzo y que permite la comunicación entre Quilá y la Loma de Redo, había quedado atrapada una camioneta tripuladas por ocho personas, además de dos tractores con sendos tripulantes que habían acudido a rescatar al primer vehículo, todos los transportes corrían el peligro eminente de ser arrasados por las aguas embravecidas, en vista de las circunstancias las autoridades recurrieron a un helicóptero para que auxiliara en las maniobras de rescate, solo a Lucía Mijares Mendoza, de 79 años, por problemas de movilidad no se le subió a la aeronave quedando suspendida en el aire con un arnés especial siendo acompañada en el viaje por el rescatista Miguel Ángel Pérez Angulo, la maniobra estaba en proceso y prometía ser un éxito, cuando de improvisto el aerotransporte se desplomó, hubo heridos entre los tripulantes y pasajeros al interior del aparato pero no fallecieron, en cambio los que iban suspendidos no corrieron con igual suerte, mientras que la señora fue arrastrada por las aguas embravecidas causándole la muerte, su compañero resultó con heridas graves que requirieron atención hospitalaria, por desgracia dejó de existir cuando la recibía.
Hasta 1981 el San Lorenzo fue un río libre y soberano que arrastraba importantes volúmenes de agua. En tramos sus orillas estaban cubiertas con extensas playas de arena y grava cubiertas parcialmente con verdes manchones de jarillas, bledos, vinoramas, uña de gato, cucas, retamas…, no podían faltar las galerías de ceibas, álamos, higueras y guamúchiles. En antaño los viajeros en su tránsito por caminos aledaños al río, disfrutaban de protectoras sombras proyectadas desde hermosas arboledas, pero hoy, todo eso se ha desdibujado a consecuencia del embalsamamiento de sus aguas, cercanía de la mancha urbana a la corriente hidrológica, contaminación y la extracción de materiales pétreos, además uso de agua para consumo productivo y doméstico.
En la temporada de estiaje, su caudal disminuye y esto se aprecia más a medida que se avanza hacia su desembocadura, por ejemplo, en Tabalá el río inspira respeto por su arrastre de agua, además es evidente la presencia de vida silvestre y doméstica, sembradíos y corrales en sus riberas, pero kilómetros más adelante, en el cruce carretero El Higueral - Eldorado apenas es un riachuelo con señales de contaminación ante la presencia de desechos sólidos en su cauce.
A través del tiempo el río ha cambiado su curso en varias ocasiones, aún quedan huellas de que movilizaba sus aguas más hacía el oeste de donde ahora escurre y que los lugareños nombran como «río viejo», hoy es un dren que pasa cerca de San José y del panteón ejidal de Santo Tomás, luego se desvía rumbo a El Palmar y al ejido de San Manuel hasta llegar a la pequeña comunidad de San Miguel, siendo precisamente aquí y desde la carretera que va a la playa de Ponce y a Las Arenitas que se pueden apreciar restos del «río viejo», cuyas aguas son controladas por una represa poseedora de un sistema de compuerta que regula el flujo del agua a manera de una pequeña cascada, que el visitante puede aprovecharla para disfrutar de un confortable baño teniendo como testigo a la madre naturaleza.
La zona del «río viejo», posee abundante evidencia de la presencia de los pueblos prehispánicos y de la fauna nativa, que tanto se habla en textos que nos heredaron los cronistas españoles que llegaron a partir del siglo XVI a estas tierras, pero dejemos que lo platique la señora Irma Garmendia Bazúa, cronista honoraria de la ciudad de Eldorado:
«Cerca de San Manuel … había una laguna permanente rodeada de palmas, pero la secaron en 1945 cuando hicieron la carretera a Culiacán. Cuando era niña me llevaban a pasear a ese lugar y mira que abundaban tortuguitas de diversos tamaños, íbamos y por gusto nos llevábamos las que quisiéramos, también había culebras nadando en el agua y muchos sapos, pero eso se acabó. Los animales conocen su medio y ahí salen en lo que queda del «río viejo», no hace mucho andaban rondando unos cocodrilos por el dren de San Manuel. Como ya dije el dren sale en San Miguel y topa con una compuerta y la carretera que va al mar, pues en ese lugar han encontrado a flor de tierra ollas funerarias, idolitos, pedazos de cerámica y cacharpitas que pertenecieron a indígenas que habitaron estas tierras. Recuerdo que el ingeniero Dyfrig Mc Hathe Forbes sacó de ahí varias ollas funerarias, por cierto, que una vez estando en su casa, vi a su esposa restaurando una con mucho cuidado …»
En Sinaloa y en la cercanía de sus riberas se han establecido los siguientes poblados: Al municipio de Cosalá corresponden Mezcaltitán, La Ilama, Higueras de Jacopa, El Ranchito y San José de Las Bocas; pertenecientes a la jurisdicción de Culiacán se pueden nombrar al pueblo de Alayá, Santa Cruz de Alayá, Ibonía, Chapala, La Huerta, San Miguel de las Mesas, La Bebelama de San Lorenzo, San Lorenzo Nuevo, Tabalá, San Lorenzo, Oso viejo, Oso Nuevo, Quilá, Estación Quilá, La Compuerta, La Loma de Redo, El Melón o San Alejandro, El Camalote y El Huinacaxtle, por el rumbo del municipio de Eldorado pasa en las inmediaciones de La Cruz de Navito, Portaceli, Navito, Eldorado, El Nuevo Higueral, así como el Higueral.