TECHA ZAZUETA; RESCATISTA DE LA HISTORIA DE CULIACÁN
PERIODISTA Y MAESTRA CULIACANENSE COMPROMETIDA CON LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIA DE ESTE MUNICIPIO
María Teresa Zazueta y Zazueta nació el 04 de mayo de 1930, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Es periodista de abolengo y de profunda tradición familiar, ya que tanto su abuelo, Amado A. Zazueta, como su padre, Amado Zazueta Villa, fueron brillantes periodistas en tiempos de la Revolución.
En 1964, en Culiacán, decidió fundar la escuela de periodismo que llamó Escuela Libre de Técnicas de la Difusión (Elited), pionera en el noroeste de México. En julio de 1966 se graduaron los primeros periodistas. En la Elited fue profesora de sociología, oratoria y psicología, impartió cursos de periodismo básico para estudiantes y empleados (1964-1967). Retornó a México y dio clases en la Septién García.
María Teresa Zazueta publicó varios artículos en el marco del 450 aniversario de la fundación de Culiacán, en el periódico Noroesteen 1981, entre ellos están:
Dos factores disímbolos (Noroeste,10 de septiembre de 1981, 2793).
Una familia de Culiacán (Noroeste, 11 de septiembre de 1981, 2794).
¿Por qué San Miguel de Culiacán? (Noroeste,12 de septiembre de 1981, 2793).
Culiacán, la más antigua y apartada de noroccidente (Noroeste, 13 de septiembre de 1981, 2794).
Culiacán acto positivo de su fundador (Noroeste,14 de septiembre de 1981, 2795).
Culiacán, en el marco cultural de su fundación (Noroeste,15 de septiembre de 1981, 2796).
Culiacán fue una ciudad trashumante
Por María Teresa Zazueta y Zazueta
Nuño Beltrán de Guzmán, había sido “gobernador de México, de Pánuco y de Xalisco” tuvo (según Dorante de Carranza, que escribió en el año 1604), “persecuciones, émulos y envidiosos que le llevaron a la desgracia de su rey y a prisiones, con que le afligieron y se vengaron sus enemigos”.
Pues bien, este expresidente de la Primera Audiencia de la Nueva España, cuando llegó a la provincia de Culiacán, se dedicó a tomar datos sobre el territorio que se proponía dominar por medio de la influencia del señor de Culiacán, pero cuando lo citó, éste no quiso acudir al llamado. Entonces convocó a los caciques, quienes estaban convencidos de que era inútil luchar contra sus huestes.
La población de la provincia de Culiacán fue calculada por los españoles en unos 200 mil habitantes y según el testimonio de las relaciones de los pueblos se sucedían en los márgenes del río “como cuentas de rosario”.
Don Antonio de Nakayama anota en su historia: “los poblados eran extensos y de ello dan los mismos conquistadores el decir que en uno de ellos se aposentó el Ejército sin llegar a ocupar la mitad”.
Los indígenas para la batalla decisiva se hicieron fuertes en un bosque de la margen norte del ahora río Humaya, pues quisieron contrarrestar el poder de la caballería de los españoles con la espesura, pero esta táctica también fue perjudicial para ellos, ya que les pidió atacar en masa, que era la modalidad de los indios americanos. Y esto determinó su derrota, pues aunque al principio pudieron rechazar a la caballería, la táctica envolvente de ésta y el auxilio de la infantería “les hizo menos que imposible sostener la posición que tenían”.
Cuando Nuño de Guzmán empezó el reconocimiento de la región, caminó río entre ellos el de Culiacán, capital del señorío.
Además de la ciudad de Culiacán encontraron dos centros urbanos de gran tamaño Colombo, al norte de la confluencia del Humaya y del Tamazula, por el río Culiacán, sobre la margen derecha. Y dice el ingeniero Pablo Lizárraga (“nombres y piedras de cinaloa”), que aunque en Culiacán vivían tahues, parece que los fundaron los nahuas después de abandonar el “Huey Colhuacan” (viejo Culiacán), que estuvo 15 kilómetros aguas abajo.
Estudiando su vida se llega al convencimiento de que fue la figura más sombría de la Conquista, pero también de que poseía un gran valor personal, estaba dotado de una energía tremenda y de una voluntad de acero, aunque carecía del atractivo y los dotes de estadista de Hernán cortés.
En el lugar en que actualmente se encuentra la capital del estado de Sinaloa no había poblado indígena. Cuando se San Miguel de Culiacán, se escogió de “Culiacán porque era el pueblo indiano más importante y no porque quedara más cerca, pero se hizo para diferenciarlo de otras poblaciones de San Miguel”.
Es oportuno aclarar también aquí que don Antonio Nakayama en su crónica incluye por su parte amplios datos respecto a que el Culiacán Prehispánico se ubicó entre Aguaruto y San Pedro. Apoya un acerto en las excavaciones hechas por los arqueólogos Carl. O. Saber y Donald Brand, científicos de la universidad de California, en el año de 1930 quienes encontraron vestigios que permitan llegar a la conclusión anotada.
Coincide con esto el informe de la también arqueóloga Elizabeth Kelly quien hizo importantes descubrimientos (que se consignan en su informe “Excavations: Culiacán”. Además de los citados, el obispo de Guadalajara don Alfonso de la Mota y Escobar en su obra “Descripción de la Nueva Galicia”, que es mucho muy anterior a los datos que se apoyan las conclusiones de los norteamericanos, anota que San Miguel adelante hacia la costa, siguiendo el curso del r{io, se encuentra el Culiacán prehispánico.
DE AQUÍ PARA ALLÁ
La Villa de San Miguel de Culiacán fue removida del sitio 4 ó 5 veces antes de llegar a encontrar asiento definitivo.
Lo anterior se encuentra también consignada en el libro de Carl O. Sauer (“Road to”) en la confluencia de los ríos Orabá o Itia, nombres con que eran conocidos entonces los ríos Humaya y Tamazula.
Después de todo lo anterior surge una pregunta:
-¿Está confirmada la fecha de fundación San Miguel de Culiacán? “Desgraciadamente, para conformar la fecha de la fundación hasta ahora no ha aparecido el acta que tuvo que haberse levantado, ya que los españoles—y sobre todo don Nuño de Guzmán: eran muy afectos a estos legalismos.
Sin embargo, los datos tomados de las relaciones de la conquista más algunas deducciones que podemos hacer, nos ratifican que San Miguel de Culiacán nació el 29 de septiembre de 1531, y esto lo podemos ver a la luz de las informaciones que nos fueron legadas”.
Y agregaba el historiador culiacanense: “ninguno de los cronistas dice explícitamente en qué día se fundó más todos están acordes en que se le dio el nombre de Villa de San Miguel, así que para aclarar esto tenemos que aferrarnos a la costumbre española de dar a los pueblos que se erigían el nombre del santo del día. Pero además hay otros datos, que proporcionan los cronistas y permiten situar dicha fecha”.
¿Quién era en realidad Nuño Beltrán de Guzmán? Es esta otra pregunta que a estas alturas de la narración se nos ocurre. Y don Antonio Nakayama dio la respuesta en documentos inéditos e interesante para la historia de Culiacán”.
El castellano Nuño Beltrán de Guzmán, fundador de las ciudades de Culiacán y Guadalajara, era miembro de la más rancia nobleza española, estudió en la Universidad de Alcalá, pero no obtuvo el título de licenciado que muchos historiadores le han adjudicado.
En su aspecto físico las descripciones de sus contemporáneos dicen que era rubio, membrudo, y de regular estatura, pero desafortunadamente no se conoce un retrato que nos permita darnos cuenta de sus rasgos.
En cuanto a lo moral, los historiadores con la excepción de unos pocos que han tratado de justificarlo, están de acuerdo en bosquejarlo como un ser en que la maldad sobrepasaba los límites de lo humano. Era el producto de esa época de violencia.
Estudiando su vida se llega al convencimiento de que fue la figura más sombría de la Conquista, pero también de que poseía un gran valor personal, estaba dotado de una energía tremenda y de una voluntad de acero, aunque carecía del atractivo y los dotes de estadista de Hernán cortés.
¿Esa envidia no nacería precisamente por esta diferencia?, se nos ocurre preguntarnos y la respuesta la da el mismo Nakayama; en la fuente citada:
Lo que es indudable es que en muchos casos obró de acuerdo con las instrucciones que le dieron en España para terminar con el poder lo de don Hernando, de quien se mostró enemigo implacable; desde luego que in tanto por la misión que se le había encomendado, y un mucho por la envidia que le despertaba el conquistador.
Cuando vino a Nueva España llegó con el carácter de gobernador de Pánuco, provincia que había sido segregada del gobierno de Cortés y en donde hizo una gran fortuna con el tráfico de esclavos. Ya en ese lugar se le nombró presidente de la Audiencia a pesar de que se había pensado en otra persona para que desempeñara el puesto.
Al tomar Guzmán posesión de la presidencia, el grupo oposicionista a don Hernando hizo causa común con él, y desde luego, don Nuño dio principio a su tarea de residencia al conquistador de México, escogiendo como testigo de cargo a los corifeos de Diego Velázquez que vivían en México.
Después siguió con la extorsión a los conquistadores fieles a Cortés, empezando por Pedro Alvarado, a quien despojó de todo lo que tenía, inclusive de una armadura que el mismo Guzmán no tenía empacho en lucir en las grandes solemnidades.
REACCIONES ANTE LOS EXCESOS DE GUZMÁN
La conducta de Guzmán y sus compinches se fue haciendo cada día más intolerable, no solamente por las exacciones que hacían victimas a los partidarios de Cortés, sino también por las cacerías de esclavos de que eran objeto los indígenas acosados por los “oidores” en las vastas encomiendas que se asignaba a sí mismo y a sus amigos.
Por otra parte, se cuenta que llevaban una vida relajada y continuamente se enfrascaban en escandalosas orgías en las que el vino y las doncellas indígenas eran los principales incentivos.
Las reacciones no se hicieron esperar; todo esto los llevó a chocar abiertamente con los frailes franciscanos y con el obispo de México fray Juan de Zumárraga, quien valientemente inicio la lucha contra Nuño y la audiencia, acabando por excomulgarlos. Pero a Guzmán no le importaba mucho una excomunión y ordenó levantar una información testimonial acusando a los frailes de diversos delitos, lo cual nadie creyó, y finalmente dejó car sobre el prelado toda la fuerza del aparato oficial, llegando inclusive a interceptar la correspondencia para que no llegara a su destino.
El señor Zumárraga no era de los que se amilanaban y usando de la estratagema de meter una carta en un Cristo hueco pudo informar al rey de una manera enérgica y precisa de los abusos de Guzmán y los Oidores.
Al conocer la noticia, Nuño comprendió que había perdido la partida, máxima que cortés se había afianzado de nuevo en el favor real, y que el Consejo de Indias nombraría pronto una nueva audiencia.
Nuño de Guzmán debe haber mirado sobre lo que le convenía hacer para evitar el juicio de residencia, y debe haber llegado a la conclusión de que le urgía hacer méritos. ¡ Y qué mejor que conquistando nuevos territorios?
Así fue como emprendió Nuño de Guzmán El camino hacia el misterioso norte. Y gracias a estos hechos, pudo fundar Culiacán año y medio más tarde, pues salió de la ciudad de México el 21 de diciembre de 1529.